No quería que la primera entrada fuera triste así que defendamos la alegría en su honor.
Defender la alegría como una trinchera defenderla del caos y de las
pesadillas de la ajada miseria y de los miserables de las ausencias breves y las
definitivasdefender la alegría como un atributo defenderla del pasmo y de las
anestesias de los pocos neutrales y los muchos neutrones de los graves
diagnósticos y de las escopetasdefender la alegría como un estandarte defenderla
del rayo y la melancolía de los males endémicos y de los académicos del rufián
caballero y del oportunistadefender la alegría como una certidumbre defenderla a
pesar de dios y de la muerte de los parcos suicidas y de los homicidas y del dolor
de estar absurdamente alegresdefender la alegría como algo inevitable defenderla
del mar y las lágrimas tibias de las buenas costumbres y de los apellidos del azar
y también, también de la alegría.
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